Aprender karate es como armar un rompecabezas. Se aprenden muchas cosas que en un comienzo parecen no tener relación. De a poco van encajando las piezas y comienza a verse la figura. Las piezas, sin embargo, no vienen terminadas, sino que uno tiene que pulirlas y ajustarlas y en este caso quiero hacer una referencia al Kihon, o parte básica. Estas técnicas constituyen la base para armar todo el resto. Cuando están bien ejecutadas todo tiene solidez y coherencia. Es por eso que quiero una vez más resaltar la importancia que tiene hacer las cosas básicas con corrección. Vuelvo al tema después de observar que muchas veces las indicaciones y correcciones caen en saco roto y nos encuentramos nuevamente con errores que no deberían existir, especialmente en personas que ya llevan largos años de práctica. Y muchas veces estos errores existen no porque sea difícil hacerlo bien sino por otra causa: no darle la importancia que tiene. Es así que veo como algunas personas no avanzan y más bien parecen retroceder por causa de que no son capaces de tener una técnica básica correcta.
Es cierto que no es fácil desarrollar la forma correcta. Esto se debe a que esta tiene que respetar las leyes universales del goju que no son más que leyes de la física. Esto significa que la trayectoria, los ángulos son muy importantes para lograr el óptimo. Nuestra estructura física necesita ser modificada, estirar y fortalecer músculos, flexibilizar articulaciones... y para esto se requiere de autocrítica y repetición. No se saca nada con repetir de la forma incorrecta. Es así que las personas que no tienen cuidado ni autocrítica repiten grabando y acrecentando los errores por lo cual dificultan cada vez más el avance. Nuestra estructura mental necesita también ser modificada, lo que es lejos más dificil.
Tenemos que comprender que nuestra naturaleza va a ir modificando la técnica y que debemos ir siempre corrigiendo. Eso hace que esta disciplina se transforme en algo muy cansador y aburridor para espíritus poco perfeccionistas, más en estos tiempos de esfuerzo mínimo. La técnica en si misma no es el fin del entrenamiento el cual debe superala pero para poder hacerlo tiene que dominarla primero. Cuando se llega a este punto en el cual la técnica es superada hablamos de "cristalización", por usar un término relativamente entendible. Es cuando el trabajo constante lleva a la fijación de los patrones correctos en una técnica. Los artistas conocen ese momento, los músicos, por ejemplo, para poder interpretar a cabalidad una obra tienen que haber superado la técnica dominándola para así tener libertad en la expresión. En el karate es igual. Quizás por eso antiguamente los primeros años de entrenamiento eran de repetir lo mismo hasta dominarlo. Estaban años en un mismo kata. Ese sistema no puede ser usado actualmente porque las personas pierden con mucha facilidad la atención, por lo cual hay que llegar a dominar la técnica desde diferentes ángulos, no solamente practicando KIHON, sino que aplicaciones, series y muchas otras cosas.
Nuestra responsabilidad es tratar de enseñar lo más fielmente posible estas artes evitando que en el camino se desvirtúen y pierdan calidad. Por eso es que no podemos dejar de insistir en el Kihon, las técnicas básicas y su importancia. El resto viene por consecuencia.
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